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domingo, 1 de noviembre de 2009

Sueños Premonitores


Sueños premonitores


Rangan se despertó sobresaltado al escuchar un ruido en su habitación. Miró hacia los lados y se volvió a relajar, aunque solo fuese por unos breves segundos, pues vio que quien hacia ruidos era su rata Bisuts, royendo una galleta en una esquina de su cama. Pretendía volver a dormirse cuando recordó que a media noche tenía clase de Astronomía. Miró al reloj. ¡Las doce menos siete! Iba llegaba tarde otra vez. Seguro que la profesora Sinistra lo tiraría de la torre de astronomía algún día.
Salió corriendo de los dormitorios masculinos con un único pensamiento en la cabeza; tenía que subir los siete pisos del castillo y luego la torre de astronomía corriendo, si quería llegar puntual.
Descendió las escaleras de los dormitorios y llego a la sala común de Hufflepuff. Todo parecía en orden, pero a la vez algo no encajaba en esa estancia, donde las sillas y los sofás estaban repartidos por doquier, estaba desierta. Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza y fue directo al cuadro que custodiaba la entrada de la sala. Llegó al pasillo de las cocinas y sin tener tiempo de disfrutar del embriagador olor que inundaba el pasillo mañana, tarde y noche, echo a correr hacia el recibidor.

Había llegado al pasillo de la segunda planta, cuando un rugido que pedía sangre inundo por unos momentos el castillo y le hizo parar en seco su carrera. ¿Qué había sido eso? Miro hacia su espalda y vio a una enorme criatura que reptaba hacia él. Tenía forma de serpiente, pero a diferencia de esta, la que tenía acercándose hacia él era enorme. Sus colmillos eras del mismo tamaño que Rangan o mayores y en cuanto la criatura lo miro a los ojos este no pudo hacer otra cosa que temblar.
Era como si sus pies hubiesen perdido toda la fuerza que tenían y se hubiesen convertido en pesadas rocas imposibles de mover. La serpiente miró un segundo mas al chico a los ojos, a este le pareció atisbar un brillo de decisión en esos enormes y amarillos ojos. La serpiente gigante se abalanzo sobre él con las fauces abiertas de par en par, dispuesta a devorarlo. Rangan cerró los ojos y espero el final, pero este no llego. Cuando tuvo el valor de volver a abrir los ojos, pensó que alguien le estaba tomando el pelo. La criatura lo estaba traspasando. Entonces se dio de cuenta de que no era tangible, parecía un fantasma y al marcharse hacia otro pasillo volvió a rugir.

Ahora Rangar corría más deprisa que antes, intentando encontrar a alguien. Ya no le importaba no llegar puntual a clase de astronomía, tenía una buena escusa para no hacerlo. Con novatada que le habían echo se habían pasado de la ralla, así que se lo contaría todo a la profesora Sprout, al día siguiente, para que se encontrara al responsable.
Al llegar al quinto piso, se dio cuenta de que una parte de la pared del castillo estaba completamente derrumbada. Por el agujero entraba el viento frío del invierno. Rangar tuvo que parar a tomar aire un momento, sosteniéndose en el pasamano de la escalera.
Oyó unos gritos y al momento se encontró de bruces contra el suelo. Noto como la temperatura del ambiente subía tanto que se le agrietaron los labios. El cuerpo que lo había placado lo protegía casi completamente de las llamas, pero aun así, grito mientras notaba como sus manos y tobillos ardían bajo las incesantes llamas. Cuando por fin paro, alguien lo arrastro consigo. Era una chica de Griffindor, mayor que él. Otros dos chicos arrastraron hasta detrás de la misma pared, en donde se habían protegido, a su salvador. La mayor parte de su piel estaba consumida por el fuego y lo único que él hacia era gritar de dolor.
- ¡En que estabas pensando!- le grito la chica de Gryffindor mientras los otros dos chicos intentaban ayudar al herido- ¡Es que no sabes que los pequeños no podéis estar aquí!
- Yo… no…. Yo- empezó a balbucear Rangar, pero no podía pensar con claridad. Las lágrimas empezaron a salir en tropel, deslizándose suavemente por sus mejillas sonrosadas.
- ¡Adine, tenemos que llevarlo a donde algún profesor!- le gritó de repente un chico de Ravenclaw a la chica de Griffindor.

Después de atender al plan, a la de tres el grupo de alumnos salió corriendo hacia las escaleras que van al sexto piso, mientras llevaban a hombros a su compañero herido. Rangar se queda en medio del grupo, como le habían ordenado.
Una segunda llamarada corrió a embestirlos, pero los chicos alzaron sus varitas y gritaron al unísono:
- ¡Protego!
Rangar se queda maravillado al ver lo bien que habían hecho el escudo protector, pero la sonrisa que se le estaba dibujando en el rostro terminó convirtiéndose en una mueca de horror al ver que era lo que originaba la llama. Un dragón, de un rojo vivo como el de su lama, intentaba entrar al castillo por el agujero que estaba haciendo en la roca. Asustado, siguió subiendo las escaleras protegido por el hechizo.
Justo en el momento en el que iban a llegar al sexto piso, la escalera comienzó a cambiar. A todos les dió tiempo de llegar con un pequeño salto hasta el pasillo del sexto piso, pero Rangan era más pequeño y el pequeño salto de los demás para el era un gran salto que no se atrevió a dar. Tuvo suerte de que el dragón ceso su llamarada para tomar aire y luego, continúo atacando al grupo, ignorándolo a él o no viéndolo.
Cuando la escalera paro, había llegado a la séptima planta. Empezó a caminar silenciosamente, apoyando la espalda a la pared. Este último piso, estaba más tenebroso que los demás. Las luces habían sido apagadas.
No sabía lo que hacer, cuando recordó que la profesora Sinistra, con un poco de suerte, estaría en la torre de astronomía.
Se dirigió hacia la izquierda y estaba a mitad de camino de la torre cuando oyó uso pasos detrás de él. A los que se le sumaron muchísimos pasos más. Apenas veía lo que tenía a medio metro suya, con nitidez, pero si que llegaba a ver unas cuantas sombras moviéndose:
- ¿Quién anda hay?- preguntó intentando no parecer asustado, pero sin conseguirlo.
No podía evitar pensar que el no sabía ningún ataque ofensivo ni defensivo, puesto que iba a primero y todavía estaban dando clases teóricas.
No recibió ninguna respuesta. Fue caminando hacia atrás lo más rápido que pudo. Los pasos también subieron su ritmo.
A cinco pasos de llegar a tocar el pomo de la puerta de la torre, oyó un claro chasquido ¡Chas! A su espalda. Lentamente se dio la vuelta y vio una araña del tamaño de un San Bernardo, colgando boca abajo desde el techo. Dio un paso hacia atrás para alejarse de ella, cuando volvió a oír, varias veces, el sonido del chasquido a su alrededor.
En un momento se vio rodeado de unas seis arañas gigantes que parecían estar hambrientas. Su instinto de supervivencia fue más rápido de lo que las arañas esperaban y él ya estaba abriendo la puerta de la torre, cuando las estas reaccionaron.
Tuvo el tiempo justo de cerrar la puerta y oír el choque de las arañas contra la puerta cuando alguien lo inmovilizó y lo arrastro escaleras arriba.

En cuanto llegaron arriba del todo, quien lo inmovilizaba lo tiró al suelo y se dio de bruces. Miró hacia la silueta que se alzaba delante de él, era la profesora Sinistra y lo apuntaba con la varita.
- Profesora, tranquila- le dijo pensando que la profesora estaría asustada y por eso actuaba tan agresivamente- soy Ragnar Helgeson, uno de sus alumnos.
- Pues llegas tarde a clase- oyó decir a una voz distinta a la de la profesora, la cual, se río burlona- La profesora en estos momentos esta, digamos… bajo mi control.- un alumno de Slytherin de séptimo curso se mostró ante Rangar con una mirada demente y una sonrisa frívola en el rostro.
A un lado de este había un objeto que brillaba con una luz verde y roja en su interior, mientras unos cuantos elementos giraban a su alrededor. El Slytherin advirtió la mirada de Rangar y sonrió más ampliamente.
- ¿Te gusta?- preguntó en tono burlón- llevo mucho tiempo intentando que esta máquina funcione. Con ella conseguiré que el Señor Tenebroso vuelva y así, juntos, terminaremos con todos esos asquerosos sangre sucia, cosa que tanto necesita el mundo mágico- terminó la frase gritando.
Era obvio de que no se dirigía a Rangar, sino que solo estaba alimentando más su locura. No obstante, el chico, sacó al Slytherin de su mundo de fantasía:
- Es imposible, no se puede resucitar a los muertos.- dijo pálido como el mármol.
Con una risa demencial, el Slytherin río por lo bajo.
- Tienes razón chico- le dijo acercándose a él- pero yo no quiero resucitar a nadie, lo que yo quiero es traer al Señor Tenebroso del pasado y por ello he roto la línea del espacio-tiempo. Dentro de poco al igual que las acromántulas de la batalla en la que mi señor cayó, los dragones del torneo de los tres magos o el Basilisco del heredero de Slytherin, el también estará de vuelta.
Entonces Rangar al recordar al Basilisco gritó:
- ¡Solo son ilusiones, no son corpóreas, no te servirá de nada!
- ¡Estúpido ignorante!- le dijo con desprecio el Slytherin- Eso solo ocurre al principio, cuando estas destruyendo la línea del espacio-tiempo.- hizo un movimiento con la varita y la profesora Sinistra agarró a Rangar fuertemente del brazo, lo arrastro hasta la barandilla y lo tiro desde la torre de astronomía- ¡Estúpido! Tú no merecías ver el triunfal regreso del Señor Tenebroso.- Lo único que pudo hacer Rangar mientras caía desde la torre fue gritar.

***

Rangar se despertó gritando en su cuarto. Había soñado cosas horribles, pero estas habían sido más reales que cuando tenía simples pesadillas.
Estaba sudando frío y temblaba, pero aun así, tenía unas ganas terribles de contarle el sueño a algún compañero. Así que salió disparado de su dormitorio a la sala común, para encontrar algún amigo con el que hablar, sin darse cuenta de que, desde el otro lado de la ventana, ocho ojos lo observaban.

3 comentarios:

  1. 9.5 *.* Por la ortografía perfecta, y ademas q la temática es interesante.
    De paso decir q el link de los cuentos está en el wizzhardbooks e_e

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  2. Pues la historia no está mal, aunque no es la graaaan cosa tampoco. Le encontré un par de faltas de ortografía, palabras sin acentos y errores en la conjugación de los verbos.

    Mi puntuación es... 8.5

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  3. Quiero cambiar mi voto, ahora que he leido bien xDDDD perdón, pero le doy un ocho por un error ortográfico. Y de paso citar la parte que realmente pudo llegar a darme miedo:

    "Miró hacia la silueta que se alzaba delante de él, era la profesora Sinistra y lo apuntaba con la varita"

    x3 que HORROR, pobrecitooooo >.<

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