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sábado, 31 de octubre de 2009

La pesadilla la despertó...

E aquí un nuevo relato de escalofriante terror. Rogamos a los que halláis votado en otros relatos que lo hagáis también en los demás. Gracias :D

La pesadilla la despertó de una forma tan brusca y amena, que dudaba si realmente estaba despierta. Todas las noches el mismo sueño…

Miles de sentimientos lograban hacer que sus más mínimos sentidos se disparasen alertas.
Frío. Miedo. Soledad. Fatiga. Inquietud. Recelo. Pánico. Pavor. Temor. Perturbación. Terror…
Levanta. Vamos, niña.
Y así lo hizo ella, casi inconscientemente, notando el flequillo y el pijama adheridos al cuerpo completamente empapado.
Un trueno al otro lado de la ventana ahogó su respiración agitada durante dos segundos demasiado exactos, y ella, pobre desgraciada, se giró en redondo hacia el cristal, observando el exterior con pesar.
Buenas noches dijo el sueño ¿Por qué despiertas?
No lo sé, quiso contestarle la muchacha, pero la voz no llegó a aflorar de sus labios secos y agrietados.
Desvió la mirada sin darse cuenta hacia el reloj que había en la pared. Todavía no pasaban de las doce…, todavía no era uno de noviembre.
Se obligó a sí misma a serenarse y dejar de temblar, pues eso no era propio de un Gryffindor. ¿Miedo? Ese era un sentimiento que no debería existir en su vocabulario, y sin embargo...
¿Miedo? Inquirió el sueño con la voz dulce, dejando arrastrar palabras invisibles…
Ella cerró los ojos con fuerza y se tapó la cabeza con la almohada, como si así pudiese espantar aquella voz hipnótica de su mente. Le sonaba como el más puro y dulce de los venenos.
¿Quieres venir a jugar? Volvió a preguntar el sueño, insistente.
Ella se quitó las sábanas de encima casi sin darse cuenta y salió de la cama justo cuando otro trueno quebró el exterior. Alzó la cabeza y miró el techo, como si el sueño estuviese atrapado entre aquellas baldosas, susurrándole al oído.
Encuéntrame donde el agua y la tierra se juntan para ayudar a un viejo amigo resonaron las palabras en su mente. Ella se relajó y suspiró en medio de la habitación, cohibida. No tenía otro remedio, ella quería la voz. Era demasiado hermosa para ignorarla.
Sus pies se movieron solos hacia la puerta, como títeres manejados por una sutil amenaza incorpórea.
Donde el agua y la tierra se junten… pensó, sumiéndose en la inconsciencia sin notarlo. El sueño era demasiado silencioso, y sabía exactamente lo que quería y cuándo lo quería.
¿Quieres jugar? Canturreó su eco lejano, recordándole lo que estaba buscando.
Aquella pesadilla guió su cuerpo hacia el exterior, empapándola por completo sin si quiera percatarse. El Sauce Boxeador se presentó ante ellas como una enorme sombra que la resguardaba de la lluvia.
El sueño introdujo sus pies en un charco, y ella pareció recobrar unos momentos su mente.
Donde el agua y la tierra se junten… pensó, alzando la mirada hacia la copa del sauce, embelesada.
Como una embestida, el sueño recobró con fuerza el cuerpo de Ella, guiándolo dentro del pasadizo que había justo en el interior del árbol. Tropezó dos, tres veces… y fue entonces cuando la niña se percató de que el sueño se debilitaba dentro de ella, permitiéndola pensar de nuevo durante unos escasos segundos.
Frío. Pánico. Atracción.
Se sorprendió a sí misma temblando cuando sus pies descalzos y mojados comenzaron a subir las malogradas escaleras de la casa de Hogsmeade.
¿Tienes frío? La voz del sueño sonó casi irónica. Dulce e hipnótica en su oído, retornando a su mente y encadenando su libre albedrío de nuevo.
Ella lloró en silencio a medida que su destino se acercaba, sin saber muy bien por qué lo hacía, tal vez lloraba por que no quería subir las escaleras. Tal vez no quería seguir al sueño.
Su cuerpo alcanzó el picaporte de la puerta, pero sabía bien que no era ella la que quería abrir esa puerta. La puerta no cedió a la primera, por lo que su mano acarició la punta de su varita involuntariamente.
- Alohomora.
La puerta se abrió con un leve clic, un reloj dio las doce y de repente todo fue más deprisa.
El sueño salió de su cuerpo con urgencia, y su niebla se situó justo delante de la cara de la muchacha, muy cerca. A ella le pareció ver una leve sonrisa en su rostro…, y quiso correr,
pero sus piernas no llegaron a moverse.
Había quedado encerrada en su hechizo… ¿o se trataba eso del miedo? Tantas veces había oído hablar de ese sentimiento y ahora que lo experimentaba, no era capaz de traicionar a su cuerpo.
- Yo soy la luz –la voz del sueño sonó más grave y horrible de la dulce voz que antes le hablaba al oído- Yo soy la oscuridad, y estoy en todos los lugares donde debo estar. Préstame tu cuerpo, deja entrar mi alma, ya no quiero ser un muerto.
La última de las campanadas resonó por toda la casa, y cuando el sueño rió por última vez, ella congeló sus gritos a través del tiempo. Fue entonces cuando todo pareció repetirse.
La pesadilla la despertó de una forma tan brusca y amena, que dudaba realmente estar despierta. Todas las noches el mismo sueño…

2 comentarios:

  1. Es... extraño :|
    No obstante, buena narración. Siete (7)

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  2. Es raro, por tanto tétrico. Me gusta eso del uso de una única palabra seguida de un punto para describir varias cosas. Por eso le doy un oooocho e_e

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