Crónicas de una enferma

¿Nunca habéis deseado estar en el centro de la acción? ¿Implicaros tanto en un tema como para poder escribir sobre él de primera mano?
Yo, desde luego, sí. Pero cuando decidí escribir sobre la gripe que invade Hogwarts, lo que no pretendía era involucrarme en ello hasta este punto. Ah, ¿que no sabéis a qué me refiero? Pues resulta que yo, una de vuestras tres reporteras de Actualidad favoritas, me encuentro en la Enfermería desde el jueves por la noche. ¿El motivo? Un ataque de ansiedad causado por un extraño sarpullido que me ha salido y que no veas cómo escuece.
Como ya sabréis, no soy la única persona del castillo que se encuentra en cuarentena, y durante estos tres días he tenido oportunidad de hablar con dos de los otros afectados: Aleksandr Romanov y Samantha Badock. Lo primero que les pregunté, claro está, fue por sus síntomas, y ambos me respondieron cosas muy distintas. El Gryffindor padece de dolor de tripas, retortijones continuos y diarrea, mientras que la Hufflepuff se queja de un enorme dolor de cabeza que apenas le deja descansar. Tanto el uno como el otro se encuentran mal, sin signos de mejora, y asustados. Como yo, la verdad… Cito las palabras de Samantha, que no podrían describirlo mejor: “Estoy... asustada. Nos dicen que todo está bien, pero... No sé. Escuché a un chico hablar sobre todo lo que se ha montado por esto... Y comienzo a creer que de verdad esto es más...Serio.” No es la única que se siente así.
Pero pasemos a buscar un origen para la famosa gripe, esa que presenta síntomas tan dispares dependiendo de la persona. Para ello, lo primero sería buscar algo en común entre los enfermos, así que les pregunté sobre el tema a Badock y Romanov, que llevan más tiempo que yo en la Enfermería y probablemente hayan reflexionado más sobre el tema. Aleksandr me contó que no tenía muchas ganas de investigar, pero se había fijado en que todos los alumnos que se encontraban en la Enfermería tenían síntomas parecidos a los de un profesor. Samantha lo corroboró, afirmando que la profesora Sprout padecía de los mismos males que ella, y se ve que el profesor Wood comparte los síntomas con Romanov. En cuanto a mí… la verdad es que no tenía ni idea de que hubiese alguien en el castillo con un sarpullido como el mío, hasta que ayer por la tarde presencié una escena ciertamente inquietante. El profesor Flitwick llegó preguntando por sus compañeros enfermos, pero a los pocos minutos se encontraba en el suelo, víctima de un ataque de ansiedad producido por… sí, un sarpullido. Al poco llegó la profesora McGonnagall, alertada por la enfermera, que se mostró preocupada y resolvió evacuar el colegio para la seguridad de todos.Así que ya lo veis, queridos lectores. Ninguno de los enfermos notamos signos de mejora y, lo que es peor, creemos que la cosa va para largo. Aunque a este paso, en menos de una semana estaréis todos en vuestras respectivas casas… o en San Mungo. Unas perspectivas alentadoras, ¿verdad? Por eso mismo, desde la Enfermería os suplicamos que mandéis al periódico toda la información que tengáis respecto a la Gripe de Hogwarts, sus afectados o teorías sobre su posible origen y cura. Podéis hacerlo mediante el icono de la lechuza.

Rezando a Rowena para poder escribir de nuevo en dos semanas,

Azucena Arias, Redactora de Actualidad

Soldado pero sin nación,

se olvidaron de mi barrio, que no esperen sumisión

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