¡Proteste Ya!

¡Ah, no! Que no tenemos nada para hacer un Proteste Ya, que pena ¿no? Estos días ninguna lechuza a llegado a la Redacción con alguna queja o protesta, nada de nada. ¿Y esto? ¿Os habéis cansado de ser la voz del pueblo? ¿Demasiada responsabilidad para unos escritores anónimos? ¿No tenéis nada contra lo que protestar?

¡Pues yo sí! ¡Protesto ante vuestra pasividad! Protesto por vuestra conformidad, por vuestra falta total de imaginación. Protesto por las pocas cartas que llegan, protesto por esto y mucho más.
¿Dónde quedaron esos tiempos en los que las lechuzas se daban picotazos por entrar primeras en la Redacción? Esta claro que cada vez leéis menos el periódico, que os sometéis más a los abusos de ese matón que te quita el dinero que ahorrabas
para ir a Hogsmeade.

¿Y ahora qué? ¿Eh? ¿Cómo pretendéis leer un artículo interesante si no llegan cartas, si no hay material, si sois tan cazurros de dejaros avasallar por alguien, si sois tan sumisos y simples? Pues ahora vaís a leer mis quejas.

Me quejo de esas personas arrogantes que se creen que tienen gracia, o que dominan la ironía y el sarcásmo con destreza, me quejo de esos niños novatos de primero que se meten donde no les llaman, me quejo de los rusos hiperactivos y de sus nudillos de acero, me quejo de lo aburrido de las clases, me quejo de que la gente me cuenten sus historias ¡me dan lo mismo! Me quejo también de los deberes de las clases, de que haya que madrugar, me quejo de que nadie se haya ofrecido para ser mi esclavo.

¿Contentos? Todavía puedo hablar mucho más. De las pocas cartas que nos llegan la pobre Abuela A Vuelapluma está casi enrredada en el jersey tan grande de puntillo que ha hecho de puro aburrimiento. Es más, la pobre Amiga A Vuelapluma está al borde mandarse cartas a ella misma e intentar solucionar este problema.

¡Venga! ¡Seguro que alguna queja tendréis!

Se despide.
Billie C. Gineb.