¿Nuevos métodos de castigo?

Se acercan las clases y por lo visto… Todo se altera con ello. Una vez terminado el campamento de Quidditch parecía que las aguas iban a volver a su cauce, el buen rollito entre alumnos resurgiría de nuevo, dejando a un lado las competiciones y los celos deportivos, pero señores, parece ser todo lo contrario. ¿Que por qué digo esto? Una pequeña oleada de castigos azota el colegio, causada por alumnos levemente revueltos debido a… ¿simples hormonas…?

Los primeros afectados fueron Draïnov y Evans, dos alumnos a primera vista ejemplares, en lo que académicamente se refiere, aunque por todos es sabido que no son amigos del alma precisamente… ¿Tendrá una cabellera rosa la culpa del sarao que se montó el otro día en el recibidor donde todos recibieron y dieron su parte? Quizás Gossip pueda algún día solventaros esa gran, pero a la vez obvia, duda :)
¿En qué consiste el castigo de los dos nombrados? Unas dos preciosas semanas robándole el trabajo a Filch, nuestro querido conserje, uno en la compañía del otro. Un valioso tiempo que aprovechar para forjar una bonita amistad, ¿eh, chicos?

Y ahora pasemos a otro castigado, el alumno Adrian Prince, conocido por su gran ojo crítico y su sorprendente sinceridad y desparpajo al expresarse. ¿Qué podemos decir de él? Gossip Witch, mi querida colaboradora y compañera de redacción, me informó de que el otro día se le vio en el Gran Comedor, ¡en compañía de nada más y nada menos que nuestra excelentísima directora! Nuestra querida Minerva McGonagall tuvo la amabilidad de enseñarle los trucos de un pasatiempo muggle bastante común, la calceta. ¿Es esto un castigo? Parece ser que sí, ya que según Gossip el alumno Prince intentaba recuperar su escoba.

¡Esto es todo de momento, queridos lectores!
¿Os entró el gusanillo de la curiosidad? Tal vez un día nuestra bruja más venenosa pueda hacerlo desaparecer.

¡Hasta la próxima!

Pomona Clearwater.