Y el Óscar a la Mejor Pareja Falsa es para...

Buenas tardes habitantes de Hogwarts, aquí Gossip Witch, cargada con las noticias más jugosas e interesantes de las que nuestros compañeros de pupitre son protagonistas. Sé que cierto alumno de Hufflepuff lleva un mes entero con la mosca detrás de la oreja, imaginando que escucha pasos que le siguen a todas partes, sabiéndose protagonista de ésta, mi siguiente historia.

He de confensar que no es nada emocionante escribir sobre alguien que está prevenido de lo que le viene encima, aunque a pesar de este mes de preparación para responder a mis acusaciones, alguna de sus amantes ha intentado taparme la boca. Eso me dio que pensar. Si alguien intenta censurarte será porque esconde algo importante, algún secreto jugoso, digno de ser mencionado en mi boletín mensual.

Pero nada más lejos de la realidad.
Lo que prometía y parecía una historia de amor y desamor, de relaciones fingidas y sentimientos ocultos, sólo se ha quedado en una historia más, que no pasará a la posteridad, ya que no pienso dedicarle más tiempo del que se merece.
Por tanto, mi tan esperado artículo no va a ser cómo él y sus conejitas suponen.
Digamos que esta historia se centra más en su compañera de reparto, una perfecta actriz protagonista que le ha relegado a un discreto segundo plano.

Hablemos de la famosa pareja formada por estos dos alumnos, ella de Gryffindor, él de Hufflepuff. Ella, una alumna aplicada y modosita, con las ideas muy claras en cuanto a su futuro. Él, sin embargo, tiene un carácter algo más difícil, y una personalidad engañosa. Tras su imagen de cantautor se esconde un snob de los pies a la cabeza, y es que los bohemios de hoy en día dejan mucho que desear.

La Doctora MudBlood y Jazz Man se conocieron una no tan soleada tarde de invierno, en algún lugar sin relevancia, y poco a poco su amor fue floreciendo cual capullo en plena primavera. Eran felices y comían perdices a todas horas, de hecho, el trasero de ella parecía aumentar por momentos de forma considerable, aunque tras el estirón puberal, todo volvió a su sitio. Guapos, jóvenes y enamorados. Así pudimos verles durante las breves vacaciones navideñas, aunque amigos, las cosas nunca son lo que parecen...

Empecemos hablando de Jazz Man y sus irrefrenables ganas de convertirse en un adolescente rompecorazones, o más bien, su floreciente vena artística, y no me refiero precisamente a la rama músical. Parece que en toda estirpe de músicos siempre hay una oveja negra, en este caso la que se dedica a la interpretación, y no del saxo precisamente. Parece que a éste joven le encanta coquetear con unas y con otras, enamorar a pelirrojas mientras las rubias se mueren de celos, todo ello edulcorado con el calificativo preferido de los aspirantes a Casanova: amistad.
Jazz Man tiene multitud de amigas. Y con esas amigas juega, juega mucho, ¡muchísimo! Se tiran comida, se lanzan hechizos, se revuelcan por el césped ligeros de ropa, dejando al descubierto sus vergüenzas, o desvergüenzas, según se mire. Y ante tanta lascivia por parte de su novio, ¿como creen que reaccionaba la Doctora MudBlood? Francamente queridos, no le importaba. Ni lo más mínimo.
¿Y qué si él se lo montaba con dos gemelas?
En el hipotético caso de que él yaciera desnudo bajo los rayos del sol, ¿a ella debería molestarle?
Si, lo sé, ¡debería importarle! Pero... ¿Por qué no le importaba?

La respuesta es más sencilla de lo que parece. El corazón de ésta aprendiz de Medimaga pertenecía, y aún pertenece, a otro hombre, uno del que muchos han oído hablar, o por lo menos han leído su nombre en el periódico El Profeta. Lucky Boy tiene completamente prendada a ésta joven, tanto que ella decidió, en un alarde de ingenio, y desplegando sus armas de mujer, darle celos con Jazz Man, para conseguir que Lucky Boy, presa de la locura que produce el amor, volviera a caer rendido a sus pies.

He aquí lo más sorprendente. La Doctora MudBlood consiguió su objetivo, y reanudó así el bonito romance con... Un momento, ¿bonito? ¿Romance? ¡JÁ! Permitidme la licencia de soltar una sonora carcajada ante este absurdo. Por todos es sabido que a Lucky Boy le gustan las chicas rubias, así que era cuestión de tiempo que sucumbiera, de nuevo, a los encantos de la insistente Doctora MudBlood, pero lo que ella no sabía es que este chico también tenía debilidad por cierta compañera de casa, algo mayor que él, y proveniente de la Península Helénica. Creyéndose el ladrón que todos son de su condición, la rubia Doctora MudBlood no pudo confiar en Lucky Boy, y decidió terminar con esa relación, con la que él aparentemente estaba encantado.

Quizás los celos de la Doctora MudBlood no eran del todo infundados. Quizás ella tenía motivos reales para desconfiar de él y sus relaciones con las chicas de su casa, especialmente si éstas tienen el cabello cobrizo y los ojos claros. O tal vez ella esté completamente equivocada, y él muy confundido.

Querida e ilusa Doctora MudBlood: Desiste de tu propósito. Lucky Boy está más intersado en los pantalones de Slytherin que en las faldas de Gryffindor.


Sabéis que me queréis.









La historia aquí contada está íntegramente basada en hechos reales.
*Actualmente Jazz Man parece vivir una nueva historia de amor con una soleada compañera de casa, aunque todo apunta a una cercana ruptura por el reciente interés de éste hacia cierta pelirroja con apellido avícola.

*Lucky Boy se encuentra desaparecido. Su paradero podría ser el Valle de Godric, con su príncipe... verde.

*La Doctora MudBlood viajó a Los Ángeles a recoger su tan preciada estatuilla, y ya está pensando en una nueva estrategia para ser nominada el año que viene.